La gestión eficiente de proyectos ágiles se centra en la entrega constante de valor. Una herramienta esencial en esta entrega es la clasificación relativa de priorización, que se basa en una enumeración sistemática de historias de usuario en función de su importancia y urgencia. Esta técnica se utiliza para garantizar que los equipos se concentren en las tareas más cruciales en cada iteración o lanzamiento del producto.
Dentro del marco de Scrum, la Product Backlog (lista de pendientes del producto) contiene todas las características, funciones, mejoras y correcciones que constituyen los cambios a realizar en el producto. Aquí es donde entra en juego la clasificación relativa de priorización, ya que ayuda a organizar y categorizar estas historias de usuario según su relevancia para el negocio y el valor que pueden proporcionar al cliente final.
La técnica no solo se limita a determinar qué tarea se debe hacer primero, sino que también aporta transparencia al equipo sobre las expectativas y objetivos del proyecto. Además, facilita la comunicación entre el Product Owner y el equipo de desarrollo, ya que proporciona una visión clara de lo que es esencial para cada sprint.
Es importante resaltar que esta técnica es “relativa”. Esto significa que, en lugar de asignar valores absolutos o tiempos específicos a las historias, se compara una historia con otra para determinar su prioridad. La naturaleza dinámica de los proyectos ágiles significa que las prioridades pueden cambiar. Por lo tanto, esta clasificación se revisa y actualiza regularmente para reflejar las necesidades cambiantes del negocio y del mercado.
El Product Owner, en colaboración con el equipo de desarrollo y las partes interesadas, es el responsable de llevar a cabo la clasificación relativa de priorización. Utilizan el Product Backlog para llevar a cabo esta tarea, comparando y contrastando historias de usuario basándose en su valor y urgencia. Esta clasificación se realiza durante las reuniones de refinamiento del backlog y antes de cada sprint, asegurándose de que el equipo esté siempre trabajando en las tareas más valiosas. Para realizarla, se emplean herramientas de gestión de proyectos, tableros físicos o herramientas digitales, donde se puede visualizar y organizar fácilmente el backlog.
Para entender la clasificación relativa de priorización en términos numéricos, podemos representar las historias de usuario como puntos con un valor asignado. Estos valores no representan tiempo ni esfuerzo, sino su importancia relativa.
Ejemplo 1: Supongamos que tenemos 3 historias de usuario (A, B y C). Después de discutir con el equipo y las partes interesadas, determinamos que A es la más importante, seguida de C y luego B. Podemos asignar puntos como: A=3, C=2, B=1.
Ejemplo 2: Ahora, consideremos que hay un cambio en los requisitos del cliente y la historia B se ha vuelto más urgente que C, pero A sigue siendo la más importante. Los nuevos puntos podrían ser: A=3, B=2, C=1.
Ejemplo 3: En una revisión posterior, se determina que todas las historias tienen la misma urgencia y valor. En este caso, todas recibirían el mismo valor: A=2, B=2, C=2.
Estos números representan la prioridad relativa de cada historia en relación con las demás. Ayudan al equipo a comprender rápidamente qué necesita atención inmediata y en qué orden deben abordarse las tareas.