En el ámbito de la gestión de proyectos ágiles, la priorización juega un papel esencial en el proceso de toma de decisiones y en la dirección que toma un proyecto. La definición de priorización nos indica que se trata de determinar el orden y la separación entre lo que se debe hacer ahora y lo que puede esperarse. Esta acción es fundamental en la metodología ágil, ya que ayuda a los equipos a centrarse en las tareas más valiosas y cruciales en el momento presente.
De acuerdo con el SBOK, una guía esencial para quienes trabajan en proyectos ágiles, la priorización no sólo determina qué se debe hacer primero, sino también cómo se deben asignar los recursos y el tiempo. A través de este proceso, se asegura que los esfuerzos del equipo se orienten hacia aquellas actividades que proporcionen el mayor valor al cliente y al proyecto en sí.
La priorización también es una herramienta esencial para lidiar con las restricciones de tiempo y recursos. En el mundo ágil, los cambios son constantes y, a menudo, impredecibles. Esto significa que no siempre se pueden completar todas las tareas que uno quisiera en un sprint o ciclo. Al priorizar, los equipos pueden adaptarse rápidamente a estas circunstancias cambiantes y reorganizarse para entregar lo más valioso primero.
Además, al priorizar se fomenta la comunicación y la colaboración entre los miembros del equipo y las partes interesadas. Al debatir y decidir conjuntamente qué tareas son más importantes, se garantiza que todos estén alineados con los objetivos del proyecto y comprendan las razones detrás de las decisiones tomadas.
Por último, pero no menos importante, la priorización permite a los equipos ser más eficientes y efectivos en su trabajo. Al tener una visión clara de qué tareas son esenciales y cuáles pueden esperar, se evita el desperdicio de tiempo y recursos en actividades que no aportan valor inmediato.
La priorización es llevada a cabo por el Product Owner, en colaboración con el equipo y las partes interesadas. Se realiza mediante la revisión y el análisis de las historias de usuario, las características y los defectos, ponderando su importancia y urgencia. Normalmente, esto se hace al inicio de cada sprint o ciclo, utilizando herramientas como la matriz de priorización o sistemas de votación. El objetivo es alinear las tareas con los objetivos del negocio y las expectativas del cliente.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Durante la planificación de un sprint, el equipo decide que la implementación de una nueva función solicitada por el cliente es más crítica que la corrección de un defecto menor. La función se prioriza para ser desarrollada primero.
- Un equipo de desarrollo está debatiendo entre optimizar el rendimiento de una aplicación o agregar una nueva característica. Después de considerar el feedback del cliente, optan por priorizar la optimización.
- Un proyecto tiene una serie de características propuestas. Mediante la técnica de votación, el equipo identifica las cinco características más valiosas para el cliente y decide trabajar en ellas primero.
- Un desafío inesperado surge en medio de un sprint. El equipo se reúne, evalúa la situación y decide priorizar la resolución de este desafío sobre las demás tareas previamente establecidas.
- Durante una revisión, el Product Owner nota que ciertas historias de usuario tienen un impacto directo en los ingresos del negocio. Estas historias se priorizan para ser abordadas antes que las demás.