El término Agilista es una designación moderna que está ganando tracción en el mundo de la gestión de proyectos y más allá. Esencialmente, un Agilista es sinónimo de “Profesional practicante de agilidad”. Pero, ¿qué implica realmente ser un Agilista? No se trata simplemente de conocer las herramientas y técnicas asociadas con la agilidad; es mucho más profundo y significativo que eso.
En primer lugar, un Agilista es alguien que no solo entiende, sino que encarna los valores y principios del Manifiesto Ágil. Esto significa priorizar individuos e interacciones sobre procesos y herramientas, y valorar la colaboración con el cliente sobre la negociación contractual, entre otros. Estos valores fundamentales guían la forma en que un Agilista aborda el trabajo, la colaboración y la entrega de soluciones.
En el corazón de un Agilista se encuentra un compromiso inquebrantable con la mejora continua. No se conforman con el status quo, y están siempre buscando formas de hacer las cosas mejor, más eficientemente y con mayor valor. Esta mentalidad es esencial en entornos empresariales que cambian rápidamente y donde la adaptabilidad es clave.
Además, un Agilista valora la colaboración. Reconocen que los mejores resultados provienen del esfuerzo colectivo y de aprovechar las diversas habilidades y perspectivas de un equipo multifuncional. Trabajan mano a mano con colegas de diversas áreas, desde desarrolladores y diseñadores hasta stakeholders y usuarios finales.
La transparencia es otro pilar fundamental para un Agilista. La honestidad en la comunicación, la apertura sobre los desafíos y la disposición para dar y recibir retroalimentación son esenciales para el éxito en un enfoque ágil. Esta transparencia fomenta la confianza, que es esencial para la colaboración y la toma de decisiones efectiva.
Finalmente, ser Agilista es estar en un viaje continuo de aprendizaje y adaptación. El mundo de la agilidad está en constante evolución, con nuevas herramientas, técnicas y prácticas emergiendo regularmente. Un verdadero Agilista se mantiene informado y está dispuesto a aprender y adaptarse a medida que el paisaje cambia.
Un Agilista es cualquier individuo, ya sea un miembro del equipo, un líder o incluso un stakeholder, que adopta y practica los principios y valores ágiles. Este enfoque se adopta viviendo y respirando los principios del Manifiesto Ágil en cada aspecto del trabajo, desde la planificación hasta la ejecución y la revisión. Se hace a diario, en cada interacción y decisión, utilizando herramientas y metodologías específicas de gestión ágil, como Scrum, Kanban o Lean.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Rodrigo, un gerente de producto, trabaja estrechamente con su equipo y los stakeholders para priorizar características basadas en el valor para el cliente, demostrando su compromiso como Agilista.
- Lourdes, una diseñadora de UX, organiza sesiones de feedback con usuarios reales y ajusta el diseño en función de sus comentarios, reflejando su mentalidad ágil.
- Manuel, líder de un equipo de desarrollo, fomenta la autonomía y empodera a su equipo para tomar decisiones, creando un ambiente que refleja los valores ágiles.
- Valeria, una analista de calidad, introduce prácticas de integración y entrega continua para asegurar la calidad y rapidez en las entregas, personificando la actitud de un Agilista.
- Esteban, un stakeholder, participa activamente en las revisiones de sprint y ofrece retroalimentación constructiva, demostrando una comprensión y adopción de la mentalidad ágil.