La etapa de enfrentamiento, como sugiere el SBOK, es una fase esencial en la formación de un equipo. Es el período en el que los miembros del equipo comienzan a trabajar juntos, intentando coordinarse y colaborar en tareas específicas. Esta etapa sigue a la inicial, donde los miembros del equipo generalmente se están conociendo y familiarizando con el proyecto y con sus roles.
No obstante, la etapa de enfrentamiento no es un camino fácil. A menudo se caracteriza por conflictos de poder, ya que cada miembro puede tener su propia visión sobre cómo deben abordarse las tareas y cuál debe ser el flujo de trabajo. Estos desacuerdos y choques pueden surgir debido a diferencias en los enfoques de trabajo, competencias y experiencias pasadas.
Además, este período puede verse plagado de confusión y caos. Puede haber incertidumbre sobre las responsabilidades de cada uno, la dirección que debe tomar el proyecto o cómo deben gestionarse los recursos y el tiempo. Es natural que, en esta fase, surjan preguntas y que el equipo busque definir estructuras y procesos claros para seguir adelante.
Lo interesante es que, aunque la etapa de enfrentamiento puede ser turbulenta, también es una fase crítica para el crecimiento del equipo. A través de estos conflictos y desafíos, los equipos tienen la oportunidad de aprender a comunicarse de manera efectiva, comprender mejor las fortalezas y debilidades de cada miembro y establecer un fundamento sólido para la colaboración futura.
Es importante recordar que la etapa de enfrentamiento es sólo una fase transitoria. A medida que el equipo supera estos desafíos, eventualmente se moverá hacia etapas más cohesionadas y productivas, donde la confianza y la colaboración se vuelven primordiales.
La etapa de enfrentamiento es experimentada por todos los miembros del equipo. Esta etapa se manifiesta cuando los equipos comienzan a trabajar juntos en tareas específicas y enfrentan desafíos en la coordinación y colaboración. Por lo general, ocurre después de la etapa inicial de formación y antes de que el equipo alcance una mayor cohesión. Las herramientas y técnicas utilizadas durante esta fase varían, pero a menudo incluyen sesiones de retroalimentación, reuniones de alineación y herramientas de gestión de conflictos.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Un equipo de desarrollo de software choca sobre qué metodología seguir, ya que algunos miembros tienen experiencia con Agile mientras que otros son más tradicionales.
- Un equipo de marketing que está tratando de lanzar una nueva campaña enfrenta desacuerdos sobre el público objetivo, con cada miembro teniendo opiniones diferentes basadas en sus experiencias previas.
- En un equipo de diseño, hay conflictos sobre la paleta de colores a utilizar para un nuevo proyecto, ya que cada diseñador tiene su propia visión estética.
- Un equipo de ventas discute sobre las estrategias a seguir para un nuevo mercado, con opiniones divididas sobre si deben ser agresivos o conservadores en su enfoque.
- En un comité de planificación de eventos, hay desacuerdo sobre el lugar y la fecha de un evento corporativo, ya que diferentes miembros tienen diferentes consideraciones logísticas y de audiencia en mente.