La autoorganización es uno de los principios fundamentales de Scrum, fundamentado en la creencia inherente en el potencial humano. De acuerdo con el SBOK, Scrum parte de la premisa de que los empleados no solo están automotivados, sino que también buscan proactivamente asumir mayores responsabilidades en el trabajo. Esta naturaleza intrínseca de los individuos se alinea perfectamente con la necesidad de tener equipos autónomos y eficientes en un entorno ágil.
El concepto de autoorganización resalta la importancia de permitir que los equipos tomen decisiones por sí mismos. Esto no solo empodera al equipo, sino que también aumenta su compromiso con el proyecto. En lugar de depender de instrucciones constantes de una autoridad superior, los equipos autoorganizados planifican, toman decisiones y resuelven problemas por sí mismos, lo que se traduce en un proceso más fluido y dinámico.
De acuerdo con el SBOK, un equipo autoorganizado es aquel que tiene la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios. Esta adaptabilidad es esencial en el mundo ágil, donde las demandas y las prioridades pueden cambiar en cualquier momento. La autoorganización permite a los equipos ser más receptivos y flexibles frente a estos desafíos.
El valor de la autoorganización no se limita a la eficiencia y la adaptabilidad. Al confiar en sus equipos y permitirles autoorganizarse, las organizaciones también promueven un entorno de trabajo positivo y colaborativo. Esta autonomía no solo aumenta la satisfacción y el compromiso de los empleados, sino que también fomenta la innovación y la creatividad.
La autoorganización, sin embargo, no significa falta de estructura o dirección. Los equipos aún necesitan una visión clara, metas definidas y un marco de trabajo. Lo que cambia es el método de llegar allí: en lugar de instrucciones top-down, los equipos autoorganizados utilizan la colaboración, la comunicación y el consenso para determinar el camino a seguir.
Los equipos de Scrum son quienes se autoorganizan. Lo hacen a través de la colaboración continua, las sesiones de planificación y las retrospectivas, asegurando que todos estén alineados con los objetivos y sepan cómo alcanzarlos. Esta autoorganización ocurre a lo largo de todo el proyecto, en cada sprint, y se facilita mediante herramientas y marcos ágiles, así como con la guía del Scrum Master cuando es necesario.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Un equipo de desarrolladores decide por consenso qué características trabajarán en el próximo sprint, basándose en las prioridades y su capacidad.
- En lugar de esperar instrucciones, un equipo de marketing investiga y propone nuevas estrategias basadas en los datos recopilados, mostrando una naturaleza autoorganizativa.
- Tras identificar un problema en el flujo de trabajo, un equipo de diseño propone y prueba una nueva herramienta sin que se les instruya hacerlo.
- Durante una retrospectiva, un equipo de Scrum identifica áreas de mejora y, de forma proactiva, establece acciones para abordarlas en el siguiente sprint.
- Un equipo de soporte técnico, notando un aumento en ciertas consultas, se reorganiza para crear un grupo especializado en abordar ese problema específico.