La metodología Scrum es conocida por su adaptabilidad y flexibilidad, pilares fundamentales que permiten a los equipos responder de manera ágil a los cambios. Una de las características esenciales que sustentan esta flexibilidad es la mejora continua. No se trata simplemente de realizar un trabajo, sino de reflexionar constantemente sobre cómo ese trabajo se lleva a cabo y buscar maneras de hacerlo mejor.
En Scrum, la mejora continua se logra mediante la retroalimentación y el aprendizaje. Luego de cada sprint, el equipo se reúne para reflexionar sobre lo que salió bien, lo que podría haber sido mejor, y cómo pueden abordar los desafíos futuros de manera más eficiente. Esta introspección regular asegura que el equipo no repita los mismos errores y, en su lugar, mejore y se adapte constantemente.
El nexo entre la mejora continua y la retroalimentación de los interesados es fundamental. No sólo el equipo aprende de sus propias experiencias, sino que también integra los comentarios y necesidades de aquellos para quienes se está creando el producto. Esta colaboración directa asegura que el producto se mantenga relevante y en línea con las expectativas del negocio.
El backlog priorizado del producto es un documento vivo y en constante evolución. Refleja no sólo las tareas pendientes, sino también la comprensión del equipo sobre lo que es necesario y valioso. Gracias a la mejora continua, el backlog se mantiene actualizado y alineado con los cambios en los requisitos y las prioridades.
Este enfoque adaptativo es lo que hace que Scrum sea particularmente adecuado para entornos de proyecto que enfrentan cambios frecuentes. La mejora continua no es un extra, sino una expectativa. Se asume que el equipo, el producto y el proceso siempre pueden, y deben, ser optimizados.
En el marco de Scrum, es todo el equipo, junto con los interesados del negocio, quien lleva a cabo la mejora continua. Esta se realiza revisando el trabajo pasado, aprendiendo de las experiencias y actualizando el backlog priorizado del producto según las necesidades cambiantes. Esta actualización y revisión se ejecuta regularmente, en particular durante las reuniones de retrospectiva al final de cada sprint. Se utilizan herramientas como el backlog, tableros Scrum, y técnicas de retrospectiva para facilitar este proceso.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Tras recibir comentarios de los usuarios finales, un equipo Scrum decide modificar una característica del producto para hacerla más intuitiva.
- Después de varias iteraciones, un equipo descubre que cierta herramienta de software agiliza sus procesos, así que deciden incorporarla en su rutina diaria.
- Al concluir un sprint, el equipo nota que las reuniones diarias se alargan demasiado, así que implementan técnicas para hacerlas más concisas.
- Los stakeholders expresan que desean una funcionalidad específica en el próximo sprint. El equipo, tras revisar el backlog, ajusta las prioridades para acomodar este requerimiento.
- Un miembro del equipo sugiere una nueva forma de documentación que podría ayudar a aclarar las expectativas de las tareas. Tras discutirlo, el equipo decide adoptar este método.