El mapeo de flujo de valor es una herramienta vital en la gestión de proyectos, especialmente cuando se busca comprender y mejorar procesos existentes. A través de la utilización de diagramas de flujo, se pueden visualizar las diferentes etapas de un proceso, desde su inicio hasta su conclusión. Uno de los principales objetivos del mapeo de flujo de valor es identificar actividades o pasos que no agregan valor al proceso general. Estas actividades no esenciales, a menudo llamadas “desperdicios”, pueden incluir retrasos, redundancias o cualquier otro factor que no contribuya directamente al resultado final. El SBOK, que es la Guía para el Cuerpo de Conocimiento de Scrum, destaca la importancia del mapeo de flujo de valor como una técnica eficaz para racionalizar un proceso. Una vez identificadas las áreas problemáticas mediante esta técnica, las organizaciones pueden tomar decisiones informadas sobre cómo optimizar sus operaciones. Finalmente, es esencial mencionar que, a pesar de su eficacia, el mapeo de flujo de valor es solo una de las muchas herramientas disponibles para los profesionales que buscan mejorar y racionalizar sus procesos.
El mapeo de flujo de valor generalmente es realizado por líderes de proyectos, analistas de procesos o equipos encargados de la mejora continua. Se hace utilizando diagramas de flujo que detallan cada paso del proceso, desde la concepción hasta la entrega. Este mapeo se realiza típicamente cuando hay una necesidad de mejorar la eficiencia o cuando se busca identificar áreas problemáticas dentro de un proceso existente. Para llevarlo a cabo, se utilizan herramientas de diagramación, software especializado y, a menudo, la colaboración de aquellos involucrados directamente en el proceso bajo estudio.
Algunos gráficos pueden ser:

