Dentro del ámbito de la gestión ágil y siguiendo las directrices del SBOK, encontramos diferentes estilos de liderazgo que se adaptan a diversos contextos y necesidades. Uno de estos estilos es el liderazgo directivo. A diferencia de los estilos más colaborativos o participativos, el líder directivo toma una postura de guía clara y específica sobre las tareas que el equipo debe realizar.
Este tipo de líder no sólo indica qué tareas se deben llevar a cabo, sino que también proporciona instrucciones detalladas sobre cómo y cuándo deben ser ejecutadas. Esto puede ser esencial en situaciones donde la precisión y la conformidad con ciertas directrices son cruciales para el éxito del proyecto. Puede que no se busque la innovación en este contexto, sino la eficiencia y la correcta ejecución.
Sin embargo, es vital comprender que el liderazgo directivo no implica necesariamente una falta de confianza en el equipo. En muchas ocasiones, se adopta este estilo debido a requisitos externos, como normativas, regulaciones o directrices que deben seguirse al pie de la letra. En tales casos, el líder actúa como un faro, asegurando que cada paso esté alineado con estos requisitos.
A pesar de sus ventajas, el liderazgo directivo puede no ser adecuado para todos los equipos o contextos. Es importante reconocer cuándo se requiere y cuándo podría ser contraproducente. En entornos altamente creativos o en equipos autogestionados, por ejemplo, este estilo podría limitar la innovación y el empoderamiento de los miembros del equipo.
Por otro lado, es esencial que, incluso dentro de un estilo de liderazgo directivo, se mantenga una comunicación abierta y bidireccional. Aunque las decisiones y las instrucciones provengan principalmente del líder, el feedback y las preocupaciones del equipo deben ser escuchadas y tomadas en cuenta para asegurar el éxito del proyecto.
En el contexto del SBOK, el líder directivo es típicamente el responsable de un proyecto o una fase crítica del mismo, quien instruye a los miembros del equipo sobre las tareas específicas. El proceso se basa en establecer directrices claras sobre cómo se deben realizar las tareas y en qué plazos específicos. Estas instrucciones se emiten basándose en un conocimiento profundo del proyecto, sus objetivos y las herramientas y métodos requeridos para su ejecución.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- En un proyecto de construcción, el líder directivo detalla el proceso exacto para instalar una pieza de maquinaria siguiendo estrictas normas de seguridad.
- Durante el desarrollo de un software bajo normativas específicas, el líder directivo instruye al equipo sobre los estándares de codificación a seguir.
- En un laboratorio farmacéutico, el líder directivo señala los pasos exactos para realizar una prueba, garantizando la precisión y conformidad con las regulaciones.
- Durante la organización de un evento masivo, el líder directivo brinda a su equipo un cronograma detallado con acciones y tiempos específicos para cada actividad.
- En una línea de montaje de productos, el líder directivo proporciona un manual detallado sobre cómo ensamblar cada componente de manera eficiente.