El concepto de “Sprint” es una piedra angular en la metodología ágil de gestión de proyectos. Dentro del marco de Scrum, y tal como lo describe el SBOK, un sprint es una iteración con una duración fija que se utiliza para alcanzar objetivos específicos y crear entregables.
Esta duración determinada, conocida como “time-box”, generalmente varía entre una y cuatro semanas. Esta naturaleza acotada del tiempo asegura que el equipo se mantiene enfocado y se esfuerza por cumplir con sus compromisos dentro del plazo establecido. Además, proporciona un ritmo constante al equipo, asegurando que las entregas sean predecibles y regulares.
Durante un sprint, el Scrum Master, junto con el equipo de desarrollo, se esfuerza por crear y entregar un incremento “potencialmente entregable”. Esto significa que al final del sprint, lo que se produce debe estar en una condición que pueda ser entregado al cliente, aunque no necesariamente tenga que serlo.
La planificación del sprint, donde se decide qué se trabajará, precede a cada sprint. Durante esta planificación, se eligen elementos del backlog del producto que el equipo se compromete a completar durante ese sprint. La priorización juega un papel crucial en este proceso, asegurando que se trabajen los elementos más valiosos primero.
A lo largo del sprint, es esencial mantener la comunicación y la transparencia. Las reuniones diarias de Scrum proporcionan una plataforma para que el equipo discuta el progreso, identifique bloqueos y recalibre si es necesario.
Al finalizar un sprint, se realiza una revisión para evaluar los entregables y obtener retroalimentación. Posteriormente, se lleva a cabo una retrospectiva, donde el equipo reflexiona sobre el sprint y busca formas de mejorar en los próximos sprints.
El Scrum Master, junto con el equipo de desarrollo, lleva a cabo el sprint. Utilizan el backlog del producto para seleccionar tareas y se comprometen a completarlas en un período de tiempo determinado, que puede variar entre una y cuatro semanas. Por lo general, se inicia un sprint después de una sesión de planificación y se concluye con una revisión y retrospectiva. Las herramientas y técnicas definidas en el SBOK guían a los equipos en la ejecución efectiva de un sprint.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Durante un sprint de dos semanas, un equipo de desarrollo se compromete a finalizar tres características clave de una aplicación móvil.
- En un sprint de tres semanas, un equipo trabaja en corregir todos los errores críticos identificados en el software previamente lanzado.
- Un equipo de desarrollo decide dedicar un sprint completo de cuatro semanas a la refactorización y optimización del código.
- Durante un sprint de una semana, un equipo se concentra en integrar y probar funcionalidades desarrolladas en sprints anteriores.
- En un sprint especial de dos semanas, un equipo trabaja exclusivamente en la documentación y en la creación de tutoriales para un producto.