La “tormenta de ideas”, ampliamente conocida en el mundo de la gestión de proyectos, es un poderoso instrumento de colaboración que ha sido reconocido en el SBOK como una práctica esencial en un entorno Scrum. Estas sesiones, al ser inclusivas, permiten que diversas voces dentro de un proyecto compartan perspectivas, soluciones innovadoras y desafíen la norma en busca de mejores prácticas o soluciones.
En la gestión ágil, donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales, la tormenta de ideas se vuelve fundamental para superar obstáculos y encontrar soluciones creativas. En estas sesiones, el juicio se suspende, y cada idea, por más descabellada que parezca, es bienvenida. La creencia subyacente es que, en la diversidad de pensamientos, se encuentra la verdadera innovación.
Una característica crucial de estas sesiones es que son guiadas por un facilitador. Esta persona tiene la tarea de asegurar que la sesión se mantenga productiva, que todas las voces sean escuchadas y que se cumplan las reglas básicas, como evitar la crítica y permitir que cada participante comparta sin miedo.
Dado que el Scrum enfatiza la colaboración y la comunicación efectiva, las sesiones de tormenta de ideas encajan perfectamente en este marco. Estas sesiones promueven un ambiente donde los miembros del equipo principal de Scrum y otros interesados se sienten valorados y motivados para contribuir.
Además, no se limita únicamente a la fase inicial o a la definición del producto. Las tormentas de ideas pueden ser utilizadas en cualquier etapa del proceso, desde la concepción del producto hasta su entrega final, y más allá, en la fase de retroalimentación y mejora continua.
La “tormenta de ideas” es conducida por un facilitador y participan tanto los interesados del negocio como los miembros del equipo principal de Scrum. El proceso implica discutir abiertamente, compartir conocimientos y colaborar en la generación de ideas. Estas sesiones se realizan idealmente al comienzo de una fase del proyecto o cuando el equipo se enfrenta a un desafío particular y necesita encontrar soluciones innovadoras.
La eficacia de una sesión de tormenta de ideas puede medirse por la cantidad y calidad de las ideas generadas. Por ejemplo, una métrica simple podría ser el número de ideas generadas por minuto o la cantidad de ideas seleccionadas para su posterior desarrollo después de una sesión.
Supongamos que durante una sesión de 60 minutos, el equipo generó 120 ideas, y después de la revisión y discusión, 20 de esas ideas se seleccionaron para una exploración más profunda. La tasa de generación de ideas es 120 ideas/60 minutos = 2 ideas/minuto. Y el porcentaje de ideas seleccionadas para exploración es (20/120) x 100 = 16.67%.
En este ejemplo, el equipo generó ideas a una tasa de 2 por minuto, lo que indica una sesión activa. Sin embargo, solo el 16.67% de las ideas se consideraron lo suficientemente valiosas como para ser exploradas más a fondo, lo que podría indicar que, aunque se generaron muchas ideas, muchas de ellas no eran prácticas o no se alineaban con los objetivos del proyecto.