La gestión ágil de proyectos, en especial con la metodología Scrum, destaca por su iteratividad y adaptabilidad. Un aspecto esencial en este ciclo es la revisión o “Demostrar y validar el sprint”. En esta etapa, el avance real del proyecto se pone de manifiesto al presentar los resultados obtenidos durante un sprint.
Durante el proceso de demostrar y validar, el equipo Scrum tiene la tarea de presentar los entregables que han desarrollado durante el sprint. Estos entregables no son simplemente tareas finalizadas, sino que deben ser incrementos potencialmente entregables, es decir, listos para entrar en producción si el Product Owner así lo decide.
No solo es esencial mostrar los entregables, sino también validarlos. Esto significa que los entregables son examinados y evaluados por el Product Owner y otros interesados del negocio. Esta evaluación es crucial para asegurar que el trabajo realizado se alinea con las expectativas y requisitos del negocio.
Además, durante esta reunión, se recoge feedback valioso. Esta retroalimentación puede dar lugar a nuevas historias de usuario, ajustes o cambios para el siguiente sprint, asegurando que el equipo esté siempre en línea con las necesidades del negocio.
La revisión del sprint no solo sirve para evaluar los entregables, sino también para fomentar la comunicación entre los miembros del equipo y las partes interesadas. Se trata de un foro abierto donde se pueden aclarar dudas, discutir desafíos y asegurar que todos estén en la misma página.
En resumen, el proceso de demostrar y validar el sprint es un pilar fundamental en la metodología Scrum. Garantiza la calidad, relevancia y alineación de los entregables con las expectativas del negocio.
El equipo Scrum es el responsable de llevar a cabo la demostración y validación de los entregables del sprint. Este proceso se realiza al final de cada sprint, durante una reunión de revisión. Se emplea un entorno de demostración, que a menudo es una versión de prueba del sistema o producto, y herramientas colaborativas para obtener y registrar feedback de los interesados.
Para entender mejor cómo se lleva a cabo este proceso, pongamos un ejemplo detallado:
Supongamos que un equipo Scrum está trabajando en el desarrollo de una aplicación móvil. Durante un sprint de dos semanas, se comprometieron a desarrollar una función de inicio de sesión y un dashboard para el usuario. Para validar su eficacia, se deben considerar métricas específicas. Estas podrían incluir:
– Tiempo de respuesta del inicio de sesión.
– Intuitividad del dashboard (generalmente medido a través de encuestas).
– Número de errores o bugs detectados durante la demo.
Al final del sprint, el equipo presenta la función de inicio de sesión. Muestran cómo un usuario introduce sus datos y accede al dashboard. Durante la demostración, el Product Owner cronometra que el tiempo de respuesta es de 1.5 segundos, dentro del rango aceptable.
Sin embargo, durante la sesión de feedback, un stakeholder sugiere que el dashboard podría incluir un tutorial para nuevos usuarios. El equipo toma nota de este feedback para incorporarlo en el backlog.
A través de este ejemplo, se observa cómo el equipo no solo demostró la funcionalidad, sino que también recogió feedback valioso. El tiempo de respuesta del inicio de sesión demostró ser eficiente, y el feedback sobre la inclusión de un tutorial proporciona una dirección clara para el siguiente sprint.