El “Triple Resultado Final” (Triple Bottom Line, TBL) es una perspectiva avanzada y holística sobre cómo las empresas deben operar en el siglo XXI. Según el PMBOK 7, este enfoque pone de relieve la importancia de no solo medir el éxito en términos de beneficios financieros, sino también en términos del impacto en las personas y el planeta. En esencia, TBL argumenta que una empresa verdaderamente exitosa debe ser rentable, socialmente responsable y ambientalmente sostenible.
Las empresas tradicionalmente han priorizado la rentabilidad por encima de otros factores. Sin embargo, en un mundo con crecientes preocupaciones sociales y ambientales, es fundamental que las organizaciones adopten una visión más amplia de lo que significa tener éxito. Esto implica reconocer que una empresa es parte de una comunidad y un ecosistema más amplio y tiene responsabilidades hacia ambos.
Desde la perspectiva de “las personas”, TBL se refiere a cómo las empresas afectan a sus empleados, clientes, comunidades y otros stakeholders. Esto podría incluir asegurar salarios justos, proporcionar condiciones de trabajo seguras, promover la diversidad y la inclusión, y contribuir al bienestar de la comunidad local.
La dimensión “planeta” del TBL se centra en la sostenibilidad medioambiental. Las empresas que adoptan este enfoque consideran su huella de carbono, su uso de recursos naturales y cómo sus operaciones afectan al medio ambiente local y global. Esto puede traducirse en prácticas como el reciclaje, la utilización de energías renovables y la reducción del desperdicio.
Finalmente, aunque el TBL amplía la definición de éxito más allá de la rentabilidad, los “beneficios” siguen siendo una consideración crucial. Sin una base financiera sólida, una empresa luchará para mantener sus compromisos sociales y ambientales. Por lo tanto, la clave es encontrar un equilibrio entre estas tres áreas, garantizando que ninguna se descuide en favor de las otras.
La implementación del “Triple Resultado Final” (TBL) es una decisión estratégica tomada por la alta dirección de una empresa, pero requiere la colaboración de todo el personal para ser efectiva. Se lleva a cabo integrando prácticas y medidas relacionadas con las personas, el planeta y los beneficios en todas las operaciones y decisiones empresariales. Este enfoque se puede adoptar en cualquier etapa de la vida de una empresa, aunque es más efectivo cuando se incorpora desde el principio. Las herramientas y metodologías varían, pero a menudo incluyen sistemas de gestión sostenible, métricas de impacto social y evaluaciones medioambientales.
Algunos ejemplos son los siguientes:
- Una empresa de moda que decide usar materiales sostenibles, paga salarios justos a sus trabajadores y, al mismo tiempo, mantiene precios competitivos para sus clientes.
- Un restaurante que cultiva sus propios ingredientes en una azotea, ofrece programas de formación para empleados desfavorecidos y sigue siendo rentable gracias a su modelo de negocio innovador.
- Una fábrica que instala paneles solares para reducir su huella de carbono, implementa programas de bienestar para sus empleados y mantiene una línea de producción eficiente para maximizar los beneficios.
- Una startup tecnológica que desarrolla aplicaciones para el bien social, mantiene un entorno de oficina ecológico y busca inversores que compartan su visión de sostenibilidad y rentabilidad.
- Una cadena de tiendas de comestibles que ofrece productos locales y orgánicos, apoya a pequeños agricultores con prácticas justas y mantiene precios asequibles a través de la gestión eficiente de la cadena de suministro.