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La volatilidad, tal como se define en el PMBOK 7, se refiere a la posibilidad de un cambio rápido e impredecible. En el contexto de la gestión de proyectos, esto puede relacionarse con varios factores, incluidos los riesgos, los recursos, las expectativas de los stakeholders o las condiciones del mercado.

Los proyectos, por naturaleza, enfrentan incertidumbres. La volatilidad es una de esas incertidumbres que pueden surgir en cualquier momento durante la ejecución del proyecto. Un alto grado de volatilidad puede hacer que un proyecto sea más riesgoso, ya que implica que hay más factores que pueden cambiar sin previo aviso.

Afrontar la volatilidad es esencial para un gestor de proyectos. Esto significa que deben estar preparados para adaptarse a cambios inesperados, y para ello, necesitan herramientas y técnicas que les permitan identificar y medir la volatilidad, así como desarrollar estrategias para gestionarla.

Aunque la volatilidad puede verse como un desafío, también ofrece oportunidades. Por ejemplo, un cambio en el mercado podría abrir nuevas posibilidades para un proyecto o hacer que ciertos recursos estén disponibles a un menor costo. La clave está en cómo se gestiona y se aprovecha la volatilidad.

El PMBOK 7 proporciona una serie de directrices y buenas prácticas para gestionar la volatilidad en los proyectos. Estas directrices enfatizan la importancia de la flexibilidad, la adaptabilidad y la comunicación efectiva entre todos los miembros del equipo del proyecto.

En resumen, la volatilidad es un elemento inherente a la gestión de proyectos. Aunque puede presentar desafíos, con la preparación y las herramientas adecuadas, un gestor de proyectos puede convertir la volatilidad en una ventaja, maximizando las oportunidades y minimizando los riesgos asociados.

La volatilidad es gestionada principalmente por el gestor de proyectos, quien, apoyado por su equipo y las herramientas adecuadas, identifica y mide la volatilidad en el proyecto. Se aborda a través de técnicas y herramientas específicas de gestión de riesgos, especialmente durante la fase de planificación, pero también se revisa y se adapta a lo largo de toda la ejecución del proyecto. Las herramientas de software de gestión de proyectos, así como las metodologías ágiles, suelen ser fundamentales para gestionarla eficazmente.

Algunos ejemplos son los siguientes:

  1. En un proyecto de construcción, la aparición de un nuevo reglamento medioambiental que obliga a modificar el diseño original.
  2. En un proyecto de software, un cambio en las preferencias de los usuarios que requiere una adaptación rápida de la interfaz.
  3. Durante un evento de planificación, un pronóstico meteorológico imprevisto que exige cambiar la ubicación o fecha del evento.
  4. En un proyecto de investigación, la obtención de resultados inesperados que orientan el estudio en una dirección completamente nueva.
  5. En un proyecto de marketing, un cambio súbito en la tendencia del mercado que requiere una revisión completa de la estrategia.

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